domingo, 27 de septiembre de 2009

La igualdad económica de hoy y los filósofos antiguos


Es popular oír la cita de Aristóteles: “Trata igual a los iguales y desigual a los desiguales, no cometas el error de tratar desigual a los iguales ni igual a los desiguales”. Parece un trabalenguas, ¿qué significa? Los padres tratan igual a los hijos y los maestros a los alumnos. Son iguales. Pero cuando alguien esta en desventaja, como la enfermedad de este hijo o la boda del otro, las condiciones desiguales exigen trato desigual.
Significa, para decirlo en un solo vocablo, proporcionalidad y no igualdad matemática. En lo social hablaríamos de equidad y no de igualdad cuantitativa. Se elabora sobre la equidad en el Gorjeas de Platón, 508a en relación a los dioses y los humanos. Aristóteles habla de ella en la Política, 1301, 33b. Por ejemplo, A. la conciencia de la vergüenza es proporcional a la edad; B. los impuestos son proporcionales a la riqueza; C. la influencia política es proporcional a la posición económica. Esta misma discusión se plante en Aristóteles, Ética a Nicomaco, libro 5, que discute la justicia y en donde la igualdad se relaciona a proporcionalidad.
En estos contextos es la equidad lo que esta en juego y tiene que ver con los honores o merecimientos de una persona. Aquí “merecer” se define de manera diferente: el que tiene estatus de libre, equivale a darle una guitarra a quien tiene ambas manos; el que ha nacido de cuna noble, equivale a darle un violin a quien tiene talento musical; el que busca la excelencia, equivale a dar un instrumento a quien invertirá en practicar. El mérito se reconoce no se calcula. Dar a cada quien el honor que merece no esta sujeto a medición.
Por eso Aristóteles dirá sobre lo justo en los actos de los hombres “que la igualdad en el sentido primario es lo que esta en proporción al mérito [=equidad], mientras que la igualdad cuantitativa es secundaria, pero en la amistad la igualdad cuantitativa es primaria y la proporcional es secundaria” (Etica a Nicomaco, 8.7, 1158b). Consideró la equidad una forma superior de justicia pues va más allá de la universalidad de la ley, cuando permite su aplicación a casos específicos. Pero nótese que aún la idea de igualdad cuantitativa en la amistad, describe la amistad entre pares. Existen otras amistades en las que hay desigualdad como entre padre e hijo, esposo y esposa y gobernante y gobernado. De nuevo, sujeto mas a reconocimiento que a medición.
Para Aristóteles la monarquía, aristocracia y democracia degeneran en tiranía, oligarquía y oclocracia. Los contemporáneos de Aristóteles creían que la mejor forma de gobierno era la monarquía y la peor la oclocracia (Etica a Nicómaco, 8.10, 1160a-b). En la democracia y oclocracia gobiernan quienes por tener la calidad de propietarios cuentan como "iguales". Nótese, de nuevo, que la igualdad así definida es proporcionalidad más que simetría exacta. Sirvan éstas pocas observaciones para notar que igualdad como idea social de la antigüedad nada tiene que ver con la concepción Ilustrada, política del individuo del siglo XVIII en adelante.
Fue después del grito de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, en Francia, el 11 de Julio de 1789, que el ideal de la ética social se convirtió en la igualdad. Los americanos se expresaron igual en su declaración de independencia en 1776. Para europeos y americanos hubo un lento desarrollo hacia la eliminación de toda asimetría, que incluyó primero pertenencia a una comunidad civil, en el siglo XVIII, luego, derechos políticos, en el siglo XIX, y en el siglo XX, la igualdad de rentas y derrotar toda asimetría.
La experiencia socialista ha demostrado que resulta fácil igualar a todos hacia abajo (quitándole a éste para darle a aquel). Por supuesto, las elites que gobiernan se aplican la igualdad proporcional mas que la igualdad cuantitativa en sus rentas, según el honor que merecen. Al pueblo le aplican la igualdad cuantitativa y ellos se recetan la iguladad proporcional según el "mérito". Ergo, no hay igualdad.
El principal defecto de la igualdad cuantitativa de las rentas es que exige el pago de un precio demasiado alto: la pérdida de la libertad. Ese es el inicio de toda degradación humana y un costo equivalente a la más oprobiosa e irreversible de las miserias. Hay mas mérito entre quines luchan por igualar a todos hacia arriba, producto de respetar por ley, el empeño de los que crean empleo, pagan salarios, dando lugar al surgimiento de la clase media y cerrando así la brecha relativa entre ricos y pobres.

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