martes, 6 de diciembre de 2011

Lecciones de los países que se vuelven pobres

Los ricos se empobrecen
No es necesario decir ahora que el progreso es inevitable. Por supuesto que con suficientes malas medidas el progreso, el bienestar y la riqueza pueden evitarse. Cuba y Argentina nos vienen a la mente como los mejores ejemplos de países con los más elevados niveles de bienestar que al ser sometidos a crecientes niveles de descapitalización terminaron uniéndose al pelotón de los pobres en vez de continuar su acelerada marcha al primer mundo, en los años 40's y 50's.

Hoy tenemos a los países europeos y al mismo Estados Unidos coqueteando con semejante destino. De modo que las cosas pueden empeorar a pesar de que las "medicinas" más creativas se den sistemáticamente al paciente. En el caso de los países eufemísticamente llamados “en vías de desarrollo”, las cosas son mas graves. Ya que si bien, en los países más desarrollados se creo riqueza que ha ido dilapidándose poco a poco, entre los pobres, lo dilapidable es mucho menos y por eso la centrifuga de la pobreza es mucho mas violenta.

Las cosas que se han destruido entre los países ricos o no se han construido entre países pobres son muchísimas, pero la punta del iceberg puede centrarse en tres aspectos que son generadores de la cultura de confianza y desarrollo. Nos referimos a los derechos de propiedad, a la creación de empleo y al beneficios del intercambio. La ortodoxia sobre estas cosas generó gran prosperidad en países que empezaron siendo pobres. No había en esos países ayuda internacional, tampoco había paquetes de estímulo a la economía, no había Banco Mundial, ni siquiera General Agreemet Trade ni Naciones Unidas o Fondo Monetario Internacional. La pregunta es ¿cómo sobrevivieron los países y se hicieron ricos sin semejantes ayudas?

La respuesta es sencilla. Respetar los derechos de propiedad no es solo una decisión legal, es una cultura que prohíja confianza para invertir. No tengo miedo a la viveza criolla que se aprovecha del inversionista local y del extranjero. La inversión genera empleo, adquiere maquinas o tecnología, con ello mejora la productividad de la mano de obra y gracias a esto, los salarios.  Otro elemento generador de la cultura del desarrollo es el aprecio por la generación de empleo. Quien aprecia el empleo aprecia al empleador y las medidas y actitudes de la población serán para proteger el proceso de creación de empleo. Finalmente, se tiene confianza en el intercambio. La gente sabe por experiencia que cuando dos personas intercambian ambas salen favorecidas, de donde, todas las normas que se aprueban y las actitudes que se premian promueven el intercambio.

Para mejorar hay que cambiar de ideas
Es fácil entonces predecir qué países son pobres o van camino a serlo, sin importar el grado de desarrollo que tengan hoy. Si los derechos de propiedad son vulnerados y con ellos hay desconfianza y elevadísimos costos de transacción para protegernos de los vivos, estamos frente a una sociedad camino a hacerse mas pobre.

Si se cree que la riqueza de unos es producto de la pobreza de otros, el país va camino a la pobreza y no importa que grado de riqueza tenga hoy. Los jóvenes "indignados de Wall Street" están convencidos de esto mismo, producto del marxismo que se enseña como cosa normal en los colleges americanos, en carreras como sociología, educación, periodismo y economía. Ese desprecio por el emprendimiento en Norte, Sur, Este y Oeste, nos insinúa que estamos frente a países en vías de pobreza.

El intercambio se ve con desconfianza. Mientras que hemos aprendido y comprobado en economía que cuando dos personas intercambian ambas salen favorecidas, porque se desprenden de lo que valoran menos para obtener lo que valoran más, los neo-hippies de Harvard piden al Dr. N Mankiw que cambie el curso de “principios de economía”, porque ellos quiere aprender marxismo. Indiscutiblemente, nos encontramos ante una generación que clama por hacerse más pobre, lo sepa o no. Claro, cuando lo consigan, pedirán ayuda a los organismos internacionales y harán manifestaciones en contra del mercado.   

¿Predicciones posibles?
Si la prensa, la radio, el cine y la televisión condenan la propiedad, el intercambio y el emprendimiento, seguro que esa sociedad va camino a la pobreza o está en ella. Si los empleados recienten la propiedad, critican el intercambio y censuran a los emprendedores, es indiscutible que nos encontramos frente actitudes empobrecedoras.

Si en esa sociedad los sindicatos son importantes en lo privado y en lo público, si no se hace diferencia entre cantidad de trabajo y calidad de trabajo y si se estima que vender a otros países es permitir que "el pez grande se coma al chico", estamos, indefectiblemente, frente a una sociedad subdesarrollada. Si los héroes de esa sociedad son los políticos y poetas, los que ganan riqueza rápida sea legal o no y hablan de la balanza comercial desfavorable como el epicentro del intercambio, entonces estamos frente a una cultura de pobres.

Si los periodistas se dedican más a quejarse que a proponer y el contenido de su queja es que los ricos lo son a costa de los pobres, que los empresarios son "chupasangre" y que es necesario quitarle al que tiene para darle al que no tiene, estamos frente a un país en vías a la miseria. Cuando los maestros, políticos, religiosos, médicos, albañiles, jueces y legisladores piensan así, nos encontramos atrapados en la mismísima miseria, sin posibilidades de salir de ella, hasta que cambiemos de ideas.