sábado, 30 de abril de 2011

Cómo desgarrar a una nación

La fruta amarga de la guerra se prueba todos los días. Por cerca de 40 años aprendimos que era posible quitar a otros lo propio y dijimos esta bien que algunos paguen, parece ser la única condición para que el resto viva en paz, y miramos para otro lado. Durante esos años, algunos guatemaltecos se dedicaron a saquear y destruir infraestructura, para llevar al país a una situación “pre-revolucionaria”, y el resto dijimos esta bien, parece que el abuso al derecho ajeno es la única forma en que el resto viva en paz, y miramos para otro lado.  En esos años, aprendimos a no hacer preguntas cuando se hablaba de muertos y torturados y los demás dijimos esta bien que algunos mueran, no podemos hacer nada para evitarlo.

Esa guerra infeliz terminó pero las actitudes que creo castraron el espíritu de los ciudadanos. En la gran escuela del mal, aprendimos que cuando alguien quita lo propia a los demás todos ven para otro lado y el sistema de justicia ya no se impresiona por nada. En esta sociedad descompuesta, aprendimos que abusar del derecho ajeno  es incluso tolerado si crees tener una causa política para hacerlo. Si tú eres la víctima, no tendrás consuelo pues el resto mirará para otro lado  y el sistema de justicia tratará las cosas “políticamente”, como torpemente ha declarado el presidente de la Corte de Constitucionalidad.

Lo mas grave, es que diariamente mueren unas 15 personas en diferentes hechos de violencia. La “gran sociedad” ha decidido tomar esto con mucho humor, prohibiendo una serie de cosas que ya están prohibidas en el Código Penal. Solo puede deberse al “buen sentido del humor chapín”, y a la falta de seriedad de los guatemaltecos, que promuevan una ley contra el femicidio en vez de una reforma al Organismo Judicial. Las ONGs que se encargan de asuntos de género están convencidas que es asunto de mas leyes y defienden esta postura con una seriedad que mueve al llanto.

Los diputados toman los rábanos por las hojas y crean leyes impertinentes. Como los crímenes se comenten en moto, prohíben que dos personas anden en moto, en vez de promover una reforma al Organismo Judicial. Si descubren que X porcentaje de los crímenes se cometen con cuchillos de cocina, mañana, sin parpadear, prohibirán los cuchillos de cocina, creyendo que el problema esta en los objetos y no en el ser humano. 

Los guatemaltecos en corrillos dicen “si todos nos pusiéramos de acuerdo” podríamos arreglar este país. ¿Pero es que alguien en su sano juicio cree que es posible poner a todos de acuerdo? Sobre todo, ponerse de acuerdo ¿en qué?  ¿En poner la carreta delante del caballo, como en los casos mencionados? En vez de promover la reforma al Organismo Judicial, seguimos haciendo diálogos, acuerdos, buscando consensos, sin ver la violación clara a la ley, cuando el Presidente y su esposa han confesado, por todos los medios, que conspiraron para jugarle la vuelta a una prohibición republicana.

La indiferencia a la violencia fue aprendida; hoy esta disfrazada con las mentiras sociales que escogemos creer. La indiferencia a la ley fue aprendida; hoy esta adornada con la falsa juridicidad con que vestimos la muerte. La indiferencia al prójimo fue aprendida; hoy esta ataviada de mentiras y del robo de la esperanza con la “medicina falsa” que le compramos al sector internacional. El cáncer del paciente se cura con medicina “regalada”, no importa si son solo aspirinas, lo que importa es que “médicos con bata blanca del extranjero” las recetan y además “parecen” gratis. Así, a lo único que hemos acertado es a continuar la guerra en tiempos de paz, desgarrando el alma de una nación. 

martes, 5 de abril de 2011

Adiós, Joseph Keckeissen

Anoche, domingo 3 de abril, falleció el Dr. Joseph Keckeissen, profesor de economía de la Universidad Francisco Marroquín y un gran amigo del CEES. "Joe" sufrió una apoplejía hace unos meses lo cual aceleró este triste desenlace. Hermano de la orden salesiana, economista, discípulo de Mises en Nueva York, enseñó en la Universidad casi desde su fundación. Una docena de cursos sobre economía en ESEADE, hoy “Escuela de Negocios”, me despertaron una especial admiración por el profesor Joseph Keckeissen.

Sus ilustraciones eran memorables, sus citas del profesor Mises siempre venían de sus clases con él. El trato noble y generoso a los opositores era ejemplar. Vimos desfilar a varios banqueros, de todas las persuasiones económicas, en el curso “Dinero e Interés”, a quienes trató con cordialidad, especialmente, cuando se trataba de funcionarios de la banca central.
"Joe", claro, puede ser recordado por los conceptos como tasa de capitalización, el tiempo como factor económico, la economía de giro uniforme, la renta económica o cosas por el estilo. Pero la verdad es que esas cosas son relativas cuando se comparan con su bondad como ser humano, visto a la luz de aquellas cosas muy personales que debió sacrificar o sobrellevar para dedicarse a los estudiantes y a la docencia.
De espíritu humilde, de convicciones fuertes y temperamento manso, "Joe" exponía las virtudes de un santo juntamente con las académicas, profundidad, claridad y sencillez. El acento extranjero era pronto olvidado, cuando chispeantes observaciones de preocupaciones estudiantiles se convertían en los ejemplos de los temas económicos.
Su sentido del humor era patente en cada clase. Cuando ponía un problema que dejaba abrumados a los estudiantes rompía el silencio de la clase diciendo: “hasta un caballo muerto podría ver la respuesta”. O se acercaba a la fila de enfrente y preguntaba a alguna señorita, “¿Podría usted construir un imperio con un ratón muerto? tras el silencio decía…Disney lo hizo.” O preguntaba, "¿Qué incentivo por encima de su costo de oportunidad es el que saca a Michael Jackson de sus pijamas para que vaya a cantar?"
"Joe" era un hombre de grandes virtudes. El conocimiento no era todo, también lo era el sacrificio. Sacrificaba el cómodo ambiente de la universidad o de la capital para viajar tres días de la semana a enseñar a Quetzaltenango y tres días volvía a la capital para enseñar en la universidad. Viajes largos de cinco horas, dos veces por semana, hasta el último año, antes de la hemiplejia, representaban grandes demandas auto impuestas sobre su frágil salud y humanidad, especialmente, tratándose de una persona mayor de 80 años. Ese era el espíritu noble y servicial de "Joe", el espíritu de un gigante.
No tengo ninguna duda que las virtudes, talentos y abnegación, en el caso de "Joe", se explican solo apartir de su fe en Dios. Una cruz en su pecho recordaba a sus estudiantes la profunda vocación religiosa de este gran hombre. Por eso, los valores, la fe, la bondad, la ética y el altruismo no eran ajenos a la economía que "Joe" enseñaba, sino eran temas perfectamente compatibles con los costos de oportunidad y valores subjetivos de la praxeología. Lo dije algunas veces en persona y ahora lo digo en público: Gracias "Joe" por habernos dado tantos ejemplos sobre cómo vivir para los demás.  
Tomado de la página del CEES. http://www.cees.org.gt/index.php/Portada