viernes, 7 de agosto de 2009

La comunidad internacional ¿rectificando frente a Honduras?

La comunidad internacional, recientemente, ha guardado silencio sobre el caso de Honduras. Quizá lo que fue evidente a todos los hondureños, y a muchos afuera de Honduras, empezó a ser comprendido por la comunidad internacional. Que la Constitución de Honduras declara destituido a quien intente cambiar sus artículos pétreos; que el Ejercito Hondureño cumplió órdenes de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Supremo Electoral; que no gobierna el Ejercito sino la institucionalidad hondureña; ergo, que no hubo golpe de Estado.

El 8 de junio, la Administración del Presidente Obama, anunció que “no impondrá sanciones económicas agobiantes” sobre Honduras. En tanto, de lugares tan distantes como España y Alemania vienen opiniones de los medios de comunicación y del ámbito académico, indicando una visión diferente acerca de lo sucedido en Honduras.

También Insulza se desdibujó de los medios y en vez de sus exigencias, desautorizó las acciones del 26 de Julio, cuando Zelaya trataba de entrar por la fuerza a Honduras, en medio de las negociaciones vigentes del Presidente Oscar Arias. La OEA ahora prepara una comisión para visitar Tegucigalpa. Por otro lado, las autoridades de Honduras instan a la OEA a “no incluir en la comisión a cancilleres de los países bolivarianos”, porque son parte del problema y no tienen autoridad para proponer solución o mediación alguna.

Chávez, autor del proyecto Zelaya, se embarcó en el cierre de fronteras con Colombia, adversando con habituales “cantifleos”, la cooperación colombiana contra el narcotráfico. En los siete puntos territoriales que tocan la cooperación anti drogas entre Estados Unidos y Colombia, el Departamento de Estado, no sólo ha explicado la funcionalidad territorial del ALBA, sino también tuvo que aclarar las implicaciones políticas de ese proyecto para la región, porque lo uno, sin lo otro, no se puede entender.

Fue entonces que Estados Unidos cayó en la cuenta. Se busca crear focos de conflicto militar, en diversos puntos del continente; esa estrategia busca crear, en otros países, lo que se hace en Honduras. Aprovechar el temor, invertir en el descontento, canalizar dineros y armas a “los pobres”, con un solo objetivo: revivir la lucha subversiva en el continente.

Mientras, en el Senado norteamericano, se escuchan las claras voces de senadores como Tom Coburn (R- Oklahoma), Mel Martinez (R- Florida) y Jim De Mint (R- Carolina del Sur), que llamaron a los Estados Unidos a reconsiderar su posición. Claramente, denunciaron a esta nueva extirpe de dictadores que usa los medios democráticos para hacerse elegir, para luego cambiar la constitución y quedarse indefinidamente en el poder.

Un balance provisional sugiere que Zelaya, aparte de la violencia que impulsa en su país, ha perdido, no sólo la razón sino la guerra. Obama, el profesor de Derecho Constitucional, no tuvo la suficiente prestancia y sensibilidad a la información, para entender que Zelaya se excluyó así mismo de la presidencia, con sus intentos de reformar los Artículos Pétreos. Desautorizado en esa empresa por el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia, ahora busca apoyo para esta causa perdida.

Cosa más burda que la reacción internacional no se había visto. Es como si la “obstrucción de la justicia” por la que se inculpó a Nixon, gravísimo delito en la justicia norteamericana, hubiese sido rechazada en Europa, en Iberoamérica y en el resto del mundo, dándole a Nixon la razón. A eso huele la reacción de la OEA, del Departamento de Estado y de la comunidad internacional en contra de Honduras.

Qué lento despertar. ¿Y estos son los expertos en justicia, constitucionalismo y gobernabilidad? De tales salvadores, líbranos señor.

1 comentario:

  1. Usted me ha de disculpar, pero creo que su artículo da píe al diálogo, y en este sentido considero que no comparto algunas de sus apreciaciones, pues en mi carrera profesional siempre he afirmado que por encima del derecho se encuentra la justicia. Ello es debido a que no todas las leyes de carácter positivo realmente son justas y hay que intentar acciones, en ocasiones radicales para que se modifique su contenido, de no ser así, en la historia de nuestro mundo el derecho se hubiese convertido en algo estático. En muchas ocasiones son las revoluciones y los movimientos social, los que han transformado el contenido del derecho a algo más justo y aplicable a los pueblos.

    En el caso del presidente Zelaya, tenemos que éste pretendió organizar un plebiscito, en el cual se iba a determinar por medio de la participación ciudadana, la extensión del mandato presidencial y, en su caso la reelección. Lo anterior de acuerdo con el artículo 5 de la Constitución Política de la República de Honduras, del cual se expone un extracto:

    "El gobierno debe sustentarse en el principio de la democracia participativa del cual se deriva la integración nacional, que implica participación de todos los sectores políticos en la administración pública, a fin de asegurar y fortalecer el progreso de Honduras basado en la estabilidad política y en la conciliación nacional.

    A efecto de fortalecer y hacer funcionar la democracia participativa se instituyen como mecanismos de consulta a los ciudadanos el referéndum y el plebiscito para asuntos de importancia fundamental en la vida nacional.

    Una ley especial aprobada por dos terceras partes de la totalidad de los diputados del Congreso Nacional, determinará los procedimientos, requisitos y demás aspectos necesarios para el ejercicio de las consultas populares. El referéndum se convocará sobre una Ley Ordinaria o una norma constitucional o su reforma aprobadas para su ratificación o desaprobación por la ciudadanía.

    El plebiscito se convocará solicitando de los ciudadanos un pronunciamiento sobre aspectos constitucionales, legislativos o administrativos, sobre los cuales los Poderes Constituidos no han tomado ninguna decisión previa."

    Ha habido ocasiones en la historia del mundo en que la misma Ley ha legitimado acciones injustas, sucedió con Victoriano Huerta en México, después de asesinar a Francisco Madero y el Vicepresidente Pino Suarez, asumió el poder de manera legítima, también Hitler asumió el poder de manera legítima, y el confinar judios a campos de concentración se consideró algo legítimo en Alemania.

    Lo que usted comenta de Nixon, es un caso muy distinto, porque a todas luces se trató violación a confidencialidad de las comunicaciones, pero con Zelaya, sólo quedan suposiciones de si es títere de Chávez, de si pretendió convertirse en dictador, o convertir a Honduras en un país comunista, en cualquiera de estas formas, existía un orden constitucional que se estaba respetando al lanzar un plebiscito.

    No soy un defensor de las políticas de Chávez, soy anti reeleccionista por la cultura legal que hay en mi país, tampoco considero que el comunismo sea una salida a los problemas de la sociedad, pero lo que sí creo, en lo que si estoy convencido, es que no se puede ni debe interpretarse la Ley a conveniencia.

    La voluntad de la sociedad supera por mucho la voluntad de los poderes, oficiales o de facto, si esta participación ciudadana, en las condiciones que sean, se detiene, existirá un retroceso, como hoy sucede en Honduras. No me refiero a que existan mejores ideologías o sistemas políticos que otros, me refiero al derecho inalienable del pueblo a participar en el desarrollo de sus instituciones y leyes, tengan la ideología que tengan.

    Le envío un saludo y le doy las gracias por abrir la discución en su blog, realmente hay cosas en las que concuerdo con usted.

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