Creemos juzgar con claridad la posición de otros, pero somos ingenuos y poco críticos con nuestra propia posición. He aquí algunas falsedades sobre el mercado. Se dice que “el mercado es un dogma”, si tiene más de 4000 años de funcionar, ¿quién crearía semejante dogma? ¿Sería la costumbre? Dicen que “es poco solidario”, porque insiste en que cada quien tiene responsabilidad por su propia subsistencia. ¿Tan perverso es eso? Dicen que “se originó en el consenso de Washington”, para nada, se articula con ideas tan antiguas como la libertad de los griegos y el respeto al derecho ajeno de los romanos.
Dicen que “es el neoliberalismo”, cuando ese fue el intento de los 80s de imponer a los países pobres una legislación y unas reformas, asumiendo competitividad uniforme, para asegurar la devolución de los préstamos a los países prestamistas. Dicen que “no entiende el poder de la reforma fiscal”, y cómo, si el 85% de la población esta al margen de la economía y no tributa; el 15% es una clase media que se achica y paga IVA; y un 5% es la clase alta, numericamente insuficiente para pagar el desarrollo de todos.
Dicen que “no tiene conciencia social”, porque le son mas importantes los resultados que las intenciones. Si algo empobrece, esclaviza e incumple, no importa si sus intenciones son buenas. Dicen que “no denuncia el despojo de los invasores”, seguro que hubo maldad ayer, pero no tenemos como probarla, ni como castigarla, excepto haciéndonos jueces, cosa que crearía nuevas injusticias. Somos responsables por la justicia y el respeto al derecho ajeno hoy. Dicen que “no aplica la lógica dialéctica”, ¿acaso puede la conflictividad aportar soluciones y progreso? Crear guerras y conflictos es lo último que necesita la sociedad. Hoy, sólo la izquierda, interesada en la conflictividad, ve algún valor en esa forma de análisis.
Dicen que “es injusto”, porque no cree que la misericordia del Estado sea gratis, siempre se la cobra en la libertad y en la productividad de los demás. Dicen que “es salvaje”, porque cree que quienes compiten, no deben privatizar los beneficios y socializar las pérdidas. Las pérdidas de los que fracasan aguzan a los competidores. Dicen que “no existe un país que sea modelo”, existe Nueva Zelandia, y el Sudeste Asiático, existe la resurrección de Alemania y de Japón, como expresiones que mas se aproximan al Estado de Derecho. La forma pura no existe pero hay suficiente evidencia para sugerir que en donde hay “más” Estado de Derecho hay mas desarrollo.
Dicen que “es conservador”, cuando lo que busca es la libertad, la apertura al cambio y la innovación. Conservador es creer que la historia es determinista, que la riqueza es un depósito fijo y que el ser humano necesita ser controlado por el Estado. Dicen que “es inmoral”, porque su meta no es imponer su ideal de justicia a todos, a costa de la libertad, sino promover normas que protegen al ser humano, preservando la libertad y generando responsabilidad frente al derecho ajeno.
Dicen que “el comercio facilita la explotación entre países”, olvidando que no intercambian Estados sino personas de un país con las de otro, para beneficio de ambos. Dicen que “es materialista”, porque no es una filosofía de vida, es sólo un método para procurar la administración eficiente de medios que son escasos. Dicen que “es imperfecto”, y lo es, pero tiene mecanismos propios de corrección y sus costos no los traslada a los demás, salvo donde el gobierno interviene.
Dicen que “generó el desempleo y pobreza de los últimos 30 años”, que yo sepa, eso lo hizo el caudillismo monárquico, la filosofía gobernante de los pasados 30 años, con Washington como promotor. Dicen que “ya se probó y fracasó”, lo probado se llama mercantilismo, es el sistema intervenido por la clase política, que usa el Estado como botín, sin crear empleo ni desarrollo.
Dicen que “permite la colusión con la oligarquía”, Iberoamérica no ha descubierto que el Estado de Derecho es lo único que pone coto al abuso de elites que gozan del favor político. Dicen que “produce pobreza y ésta favorece a los ricos”, la pobreza la produce una postura intelectual que promueve el poder discrecional en pocas manos, esperando que de ahí venga el político salvador de los pobres. Esa pobreza genera más pobreza, aun para los que tienen, de ahí que sea incompatible con el liberalismo.
Por estas y otras mentiras, “intelectualmente” promovidas, y popularmente aceptadas, seguimos siendo pobres. Dicho una vez mas, el liberalismo abomina de la intromisión extranjera en materia de legislación y economía, que viene a través del sistema político, porque no hay favor gratis. La solución esta en los valores, actitudes y normas que perfeccionan la institucionalidad y que facilitan el éxito. Es más fácil juzgar el éxito ajeno que imitarlo.
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