Esta es una hipótesis acerca del
aumento de los ingresos en occidente. Aumentar ingresos se traduce a mejor
calidad de vida y siempre va de la mano de la libertad y la innovación que toca
diversas áreas que el hombre tiene a su disposición. Fue hasta en el siglo
XVIII que los hombres empezaron a hablar del intercambio y a teorizar sobre las
ventajas de producir vender e intercambiar. Los datos economicos vienen de la economista e historiadora Deidre McCloskey.
Si el
crecimiento hubiese dependido de la cuantía de recursos, de la cantidad de
trabajo y de la acumulación de capital, la revolución industrial hubiese
sucedido mucho antes. ¿Por qué tardó tanto en aparecer? Porque los hombres
libres, innovadores que intercambian no son un fenómeno cuantitativo ni
material, son un fenómeno “espiritual” más que económico. ¿A qué nos referimos?
Aquí sugerimos que son las ideas las
que produjeron el surgimiento del mundo moderno. El crecimiento empezó primero
en la región noroccidental de Europa, guiado por Inglaterra y Holanda durante
al final del siglo XVIII. Inglaterra creció de 3 dólares diarios a 16 veces ese
ingreso, es decir 48 dólares en alimentos, salud, educación y enseres de 1800
al presente. Luego siguieron otros países en el siglo XIX como, Estados Unidos,
con gran crecimiento.
Es decir,
el crecimiento económico no sucedió en los últimos 500, 100 o 10 siglos. Es un
acontecimiento reciente producto de una mezcla feliz entre los hábitos del
corazón, la situación política, la libertad y la innovación y en particular el
descubrimiento del intercambio y de la división del trabajo. Este es un
fenómeno de los últimos doscientos años que nos permite comprender cómo es que dejaron
los hombres la vida de subsistencia que equivalía a lo que se puede consumir
con apenas 3 dólares diarios, unos 1,100 dólares anuales a precios del 2010.
Este mundo no es una extensión de la
deidad como creían los griegos. Fue puesto bajo el cuidado del hombre para su
desarrollo, para generar bienestar y riqueza. La riqueza no es una acrecencia
defectuosa del trabajo, es el resultado natural de producir con
responsabilidad. Por eso las virtudes cristianas incluyen no solo “virtudes
suaves,” la fe la esperanza y el amor. También incluye las “virtudes duras,” la
templanza, la paciencia y el autocontrol. Todas bajo el acápite muy secular de respeto
al projimo, o responsabilidad. La nobleza obliga, es la máxima del hombre que
se exige mas a si mismo que a los demás.
Si señalamos ideales como la
libertad y la innovación se debe notar también que ellas se fundamentan en
valores tales como la fe, la esperanza y el amor con su fruto: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, que funcionan como
formadores del carácter libre y responsable del hombre moderno. Los éxitos se
deben a los valores así como los fracasos económicos son resultado de las obras
del egocentrismo y la ingratitud:
los vicios, las idolatrías, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas y disensiones. La cooperación social vs. la desorganización social,
la guerra y la intervención estatal.
Durante la edad media, en nadie
descansan mejor los hábitos del corazón, la capacidad de usar la situación
política, la libertad y la innovación y en particular el descubrimiento del
intercambio y de la división del trabajo, que en la clase media de la época,
aquellos que no son ni pobres, ni nobles sino emprendedores, conocidos como
burgueses, los habitantes de los burgos o ciudades amuralladas. Es decir, son
los habitantes de las zonas residenciales que viven ahí precisamente por su
habilidad para crear riqueza.
Un punto mas es que la libertad
política o social se mide siempre frente al Estado y los emprendedores son
hombres que tienen la libertad para generar empleo distinto al del gobierno.
Por eso apelamos a la innovación, la capacidad de “destruir creativamente,” y superar lo existente, como factor fundamental
para generar empleo. Esto esta atado a un ecosistema institucional que toma
bona fide la propuesta del burgués: Si ustedes me permiten la libertad de
innovar y de generar empleo, al cabo de tres generaciones yo les hago ricos (McCloskey). Esa propuesta se evidencia en Ford,
Rockefeller, Jobs y Gates.
McCloeskey dice que ese cambio se
dio gracias a un cambio de retórica sobre el aspecto económico (no es un
cambio en la teoría). Mientras tanto, la política seguirá esperando un cambio
de reglas para quitar los privilegios que ahora asfixian a los
guatemaltecos. De modo que esta posición preconiza la abolición de todos los
privilegios, especialmente los constitucionales dados a grupos de interés,
entidades educativas, asociaciones políticas, sindicatos, gremios productores y
grupos de defensa de “derechos y conquistas sociales.” La única igualdad que es
válida en esta visión es la igualdad de todos ante la ley.
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