martes, 24 de abril de 2012

Desbarrando contra los que simpatizan con la fe


Por varios años consecutivo la Encuesta Libre ha recogido que los guatemaltecos tienen niveles de preferencia y confianza por algunas instituciones. Que si los maestros, que si los medios de comunicación social, que si las entidades internacionales, a todas se les asigna alguna valoración por parte de los guatemaltecos y listo. Con eso socialmente se pretende explicar porque Guatemala es lo que es. Por supuesto, semejante simplismo asusta, pero tranquilo son los hombres de medios los que tratan de hacer las extrapolaciones simplistas de siempre.

Una que debe tomarse con ponderación es que los guatemaltecos le den un 65% de confianza a las iglesias, la católica y la protestante. ¿Que se puede hacer de eso? La gente que razona con detenimiento no hace mucho con tan poco. Es una encuesta y la encuesta no dice que la gente viva según estos o aquellos principios, solo dice que dicho sector le parece menos mentiroso, menos ladrón, menos corrupto o menos fuente de vergüenza nacional, o algo por el estilo. Estos vicios por supuesto no los dice la encuesta son mi reconstrucción para evidenciar que cualquiera con dos dedos de frente no debe sacar de eso ni una filosofía de la vida, ni una ideología nacional y mucho menos una postura frente al desarrollo.  Piano… piano.

Por eso me sorprende que algunos se emocionen tanto con ese dato y lo usen para desbarrar en contra de la fe religiosa.  En primer lugar la fe religiosa es mucho más compleja que la fe en cosas que no existen. Inmer Lakatos pone en el mismo recipiente que la fe religiosa a otras hipótesis críticas que no han sido probadas como la evolución, el realismo filosófico o el psicoanálisis de Freud. En otras palabras, se trata de hipótesis con proyecciones futuras y no necesariamente descartables.

El primer Popper hace lo mismo cuando considera que las hipótesis complejas son la antesala de la comprobación concreta, de modo que la hipótesis siempre esta a la espera de su comprobación con datos concretos. Abona en la misma dirección Thomas Kuhn para quien el cambio de paradigma no es un asunto cerrado por datos sino siempre abierto a diferentes formas de comprobación. No son los datos los que definen el modelo sino la interpretación y la forma de tomar en cuenta nuevos datos. De modo que devaluar la fe religiosa diciendo que es creer en cosas que no se ven es una simplificación del tema, comparable a la sobrevaloración pueril que se le de a las opiniones de la encuesta.

Me parece que es necesario tomar con más cuidado la historia para definir la utilidad o no de la fe religiosa. Los griegos tenían mitología, dioses y diosas, creencias desafortunadas como la circularidad de la historia y el pesimismo que le acompañó. De modo que mencionar a los griegos como la edad dorada de la razón en contra de la fe religiosa es ignorar los contenidos mismos que esa razón produjo a manos de los presocráticos, de Platón y de Aristóteles. Los sofismas y metafísica de estos buenos hombres eran creencias cuasi religiosas.

Sobre el renacimiento debe hablarse también con más cuidado. Para empezar a mi me cuesta entender el renacimiento aparte de la disputa entre realistas y nominalistas, dos visiones que tienen su contra parte en la teología. De hecho ambas tributan al escolasticismo y al protestantismo que se forjan en ese periodo.  De modo que arrancarle el pellejo de la religión al renacimiento es una tarea muy peligrosa porque es querer redibujar los frescos de Leonardo da Vinci pelando del todo el mural. La universidad, el racionalismo nominalista y la posibilidad de una nueva visión del mundo surgieron en el marco de la fe. Si yo escojo creer en ello o no es mi derecho pero igual mi fallo intelectual.  

El siglo XIX es también un siglo interesante, pero no por eso entregado del todo a la razón rectamente usada. Hubo en ese periodo surgimiento de visiones cuasi religiosas como marxismo, el fabianismo, el optimismo antropológico que era fe ciega en el hombre y el evidencialismo empirista que era fe obstinada en el método. Aparte de expresiones religiosas como los Testigos de Jehová o los Mormones, los hombres y mujeres del siglo XIX también escogieron creer en un misticismo creado por el espíritu de los tiempos. De modo que la historia tomada por los pelos puede ser obligada a decir cualquier cosa. Mas iluminador me parece el siglo XVIII de la Ilustración escocesa pero claro hay mucho de religión en ella como para estudiarla y aludirla. Si se antoja interesante no deje de revisar la “Historia del pensamiento económico” de Murray Rothbar.  

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