El engaño también usa arbitrariamente de mis ingresos, o de mi voto o de mi tiempo. La mentira en los contratos que no se cumplen dispone de los recursos ajenos de manera distinta a si yo los hubiera usado para mis fines. Entonces la liberta se pierde en la medida en que estoy sujeto a la voluntad arbitraria de otro o a la mentira.
La libertad solo se plantea en sociedad. El hombre siendo un ser social siempre tiene problemas de libertad. Los personajes míticos Tarzán o Robinson Crusoe no los tendría. Pero el hombre normal, sea en la familia, en el club o en la sociedad, siempre puede perder su libertad. Por eso decía B. Franklin que el precio de la libertad es una eterna vigilancia.
Al hablar de libertad, lo hacemos en el mundo de nuestras relaciones. Ese es el fuero externo en el que se aplica la definición ofrecida. Por fuero externo nos referimos a lo que Hayek llama el ámbito de las relaciones. Presenta el caso del escalador de montañas que un risco difícil de escalar sigue siendo libre aunque no tenga muchas opciones. Y si ese mismo personaje cae en un hoyo del que no puede salir, no podemos decir que es cautivo, aunque lo esta solo en sentido figurado, porque no esta en esas circunstancias por razones sociales.
Para entender la libertad en sentido negativo, "la ausencia de coacción", Hayek plantea el problema que él llama el problema originario de la libertad. ¿Cual era? La esclavitud. Hablar de la esclavitud es en gran magnitud hablar de la imposición de la voluntad arbitraria de otro sobre mis acciones. Sobre la esclavitud podemos decir que fue practicada en todas las culturas. Era lucrativa y aceptada por las mentes más brillantes de la Grecia clásica: Platón y Aristóteles. Pero fue abolida por la tradición cristiana que se oponía a considerar a otros hombres como sujetos a servidumbre. En Guatemala se abolió en 1823, es decir antes que en Estados Unidos. Otra causa para su abolición fue la marea liberal.
Uno de esos pensamientos es el de Emanuel Kant: Ninguna persona puede ser considerada como medio para las metas o fines de otro contra su voluntad. Pero, por otro lado, si permite utilizar a los hombres como medio, mutuamente, en la contextura de la división del trabajo. No puede hacerse contra la voluntad de la persona. Eso tiene un nombre concreto, el del contrato. El contrato es una confirmación de que los hombres pertenecen al reino de los fines de Kant. Aún ahí, el hombre sigue buscando sus fines libremente. Así, el hombre es un fin en si mismo siempre. No puede ser mero medio y no pude ser reducido a ser propiedad de otro. Este es el argumento histórico toral contra la esclavitud.
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