jueves, 10 de febrero de 2011

¿Son liberadores todos los liberales? (1)

Hay dos historias de la libertad que F. von Hayek menciona en su libro “Los fundamentos de la libertad”, y que aquí recogemos, a manera de trasfondo histórico. Se trata de la historia francesa y de la historia inglesa de la libertad. Hablando a groso modo, la inglesa se basa en la tradición; la francesa en la razón que construye instituciones para producir la sociedad perfecta. Pues de esa combinación histórica nace el conocido concepto “liberalismo”, si bien con muy dispares significados; por ejemplo, la diferencia entre America Latina e Inglaterra.

Hayek señala que el hombre sólo puede crear en la medida que es libre. Todo lo que nosotros encontramos de valioso en la cultura, en la civilización y en la vida en general, como el nivel de vida, el confort, con todos los valores del espíritu que vemos en las artes, las letras y la música, es el producto del hombre libre. Solo en la medida que el hombre es libre puede crear. Por otro lado en occidente se ha discutido mucho qué es lo más importante para el hombre, si la razón o la libertad. Al final es una dicotomía tal vez falsa porque las dos cosas no tienen por qué excluirse. El punto es, en todo caso, que para ser libre se debe ser racional.

En la edad media, hubo grandes figuras que discutieron este punto, concluyendo que sin libertad no existe el ser humano. La libertad es la esencia del hombre y sin ella el hombre deja de ser hombre. Esto tiene muchas implicaciones por ejemplo a partir del pensamiento de Emanuel Kant. El insistió que, si bien las dos cosas son importantes para el hombre, el bien humano por excelencia es la libertad. Al punto que de todos los seres el único que sabemos que es libre es el hombre. ¿Por qué? Porque el hombre y la mujer es el único que puede renunciar a sus apetitos. Todos los demás seres son esclavos de sus apetitos. ¿Por qué éste énfasis en la libertad? Porque los grandes movimientos intelectuales, sociales y políticos desde la revolución científica de Copérnico, Kepler Galileo y Newton, hasta la Reforma de Lutero, se fundamentan en la libertad.

Sólo el origen del vocablo liberal ya es interesante, porque es un aporte castellano a las ciencias políticas. En ingles se dice liberal; en alemán liberalismus; en italiano liberal. Se trata de una palabra castellana que ha penetrado el mundo entero. Los escoceses tenía otro concepto para definir el liberalismo, ellos le llamaban Whig, que era un apodo o mote que significaba algo así como “cuatrero” o “asaltador de caminos”. Así les llamaron a los presbiterianos que marcharon sobre Edimburgo en 1648, para hacerse del poder político en Escocia. Esto forma parte de la historia de la Reforma protestante en Escocia, que gobernó ese país con el Kirk party o partido de la Iglesia. Pues el liberalismo o partido whig tiene de fondo a la Iglesia protestante en Escocia.

Whig, con el, tiempo pasó a ser un nombre de honra que representaba a los disididentes y a los comerciantes, a aquellos que rechazaban el anglicanismo y la monarquía absoluta. En Inglaterra, en donde se peleaba una guerra entre ser anglicano, católico o protestante, los Whigs se apoyaron en el bill of rights y promovieron la “Revolución gloriosa de 1688”. Pero el nombre whig es intraducible en otros idiomas porque se trata de un regionalismo inglés.

En el siglo XIX, cuando el valor social más importante era la libertad, los ingleses habían fijado ya la idea de que no se trataba de la libertad nacional sino de la libertad del individuo. De modo que ese liberalismo que se inicia en el siglo XVII en Inglaterra, en su Revolución gloriosa, constituye el triunfo de los hombres más libres durante un siglo. Tan libres son que los franceses los envidian y cuando las condiciones de la Revolución Francesa se dan al final del siglo XVIII, Voltaire y Montesquieu miraban al experimento inglés. No es descabellado afirmar que la Revolución Francesa se hace en un intento de imitar las libertades inglesas.

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