- La psicología jurídica entendida como el comportamiento de los actores jurídicos en el ámbito del derecho, la ley y la justicia, nos explica como se generan en la sociedad los incentivos perversos, se condicionan respuestas “busca rentas”, emerge la anomía, suceden la perdida de la libertad, la crisis de irresponsabilidad y el abuso al derecho ajeno, a partir de la juridicidad misma.
- En sociedades en donde la protección a la persona humana existe en “teoría” pero la justicia no funciona para hacerla efectiva (pocos órganos jurisdiccionales por habitante, frivolidad de los amparos y falta de independencia política y financiera de la justicia), los ciudadanos aprenden que pueden delinquir sin responder a la justicia. Cuando esa información permea a los individuos, los niveles de irresponsabilidad se traducen a violencia, diversas formas de abuso y delincuencia creciente, a partir del tejido familiar mismo.
- Si el derecho en la sociedad se concibe como el perfeccionamiento de la sociedad por medio de leyes, la respuesta de la persona será reconocer la tutela del legislador y a éste como el creador de la justicia y la equidad. Acudir al legislador para resolver problemas particulares que no requieren de leyes sino de creatividad será cosa común por parte de las personas, lo cual solo paralizará la solución de esos problemas. Si el derecho en la sociedad consiste en proteger a la persona de los abusos, su función será supletoria y menos directiva.
- Si la ley se promulga para generar favores, a unos porque tienen dinero, a otros porque tienen poder político y a otros porque no tienen ni lo uno ni lo otro, el papel tutelar del legislador se explicitará y el papel del Estado como botín político se traducirá a comportamientos busca rentas y a irresponsabilidad para proveer para el sustento propio. Las masas de asalariados que además votan tendrán frente al gobierno la misma actitud que tienen frente al empleador, como el obligado a proveer para mi sustento. Si las leyes son generales, abstractas y sin dedicatoria, solo podrán usarse de manera institucional, para fortalecer y agilizar la administración pública.
- El incentivo mas perverso que tiene una sociedad es aprender que la obligación moral es optativa. En donde la familia, la iglesia y el derecho se conjugan para comunicar que existe un divorcio entre el ideal político y el respeto al derecho ajeno, a la libertad, a la propiedad y a la vida, no se ha hecho otra cosa sino lanzar todo sentido de deber y de obligación moral a un pozo ciego. Si no hay justicia pronta y cumplida todo se corroe y se deterioran aun las zonas mas profundas de nuestro ser.
- La separación que se hace entre el ideal político abstracto y la protección del ser humano debe terminar y el responsable de hacerlo es el derecho. El denominador común entre lo político y lo jurídico es la persona humana. A tribunales asisten sociedades solo metafóricamente (personas jurídicas), en la realidad cotidiana se trata de personas reales (aun detrás de las jurídicas) que buscan protegerse del abuso de terceros.
- Un consenso del derecho, de la ley y de la justicia así como de la psicología debería ser identificar, denunciar y evitar los incentivos perversos, las políticas busca rentas, la anomía y la irresponsabilidad generada por la mala practica legislativa, jurídica y judicial.
- La visión clara interdisciplinaria de la Psicología y el Derecho debería reconocer que estas patologías legislativas, jurídicas y judiciales, producen no solo malos resultados económicos como la pobreza; políticos sociales como la rebelión; sino también enfermedad mental, como la irresponsabilidad y el irrespeto al derecho ajeno, que tienen características epidémicas.
- El sistema en el cual vivimos no solo empobrece sino también enferma precisamente por no producir compromisos personales con la verdad, la justicia y el deber. Esa ausencia de obligación moral se traduce a ausencia de motivación y de sueños para crecer. No somos pobres por falta de educación, lo somos por falta de libertad para soñar.
- De donde, la reforma del sistema jurídico por medios políticos no es una tarea para una clase política que busca estabilidad política. Es la tarea de todos los que buscamos la estabilidad emocional personal. La agenda de reforma es mínima, hacer valer la protección a la persona, separar el derecho administrativo del derecho privado y reformar profundamente el organismo judicial. P. T. Bauer solía decir que para cambiar a un país solo necesitamos transforma sus instituciones y las actitudes de su gente. De eso estamos hablando aquí.
martes, 16 de noviembre de 2010
Psicología jurídica I
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