lunes, 9 de agosto de 2010

De la fe a las ideas, la moderación de la Ilustración Escocesa


IV. La educación, la Confesión de Westminster y las Universidades
¿Hacia dónde conducen todas estas reflexiones de carácter histórico? ¿Qué motivación nos hace ocuparnos de estos pasajes de la historia? No estamos tratando de decir que los personajes de la Ilustración escocesa hayan sido “New York street preachers”, que no lo fueron.  Pero tampoco puede pensarse que fueran agnósticos decimonónicos, materialistas o positivistas, irreligiosos precursores de August Comte. David Hume es caso aparte, pero la mayoría de Ilustrados eran  Church Statemen, cuya diplomacia les llevó a reconocer la diferencia entre la Universidad, la política y la Iglesia, si bien la cosmovisión cristiana trajinó su pensamiento. Probar este último punto es  la tarea de estas entregas.
¿Cómo llegó a convertirse el presbiterianismo “proactivo” e “interventor” en esta visión moderada? Eso es lo que cubriremos en esta entrega: fue por la educación. Muchos han observado que los escoceses en el siglo XVIII tenían una alta tasa de alfabetismo, de alrededor del 75%, lo que pocos preguntan es por qué.  La respuesta es sencilla “el celo por la lectura de la Biblia”. Ya para 1560 la iglesia propugnaba por un sistema de enseñanza a nivel de todo el país. En otras palabas, se atribuye a la Iglesia presbiteriana la educación, y un papel parecido al luteranismo que dio resultados similares en el mundo prusiano.
Fue la educación, la literatura y la lectura lo que matizó el autoritarismo de la Iglesia presbiteriana. En suma, la teología reformándose. Se estima que para 1675 el alfabetismo era del 33 % y para 1800 era cerca del 90%. El sistema educativo fue de cobertura total porque la Iglesia, que estaba en todos lados, lo administraba y lo pagaba con tributos regionales de los propietarios de la tierra. Era una red escolar abierta a todos sin distingo de “clase social” por medio de una escuela en cada parroquia. A nadie escapa que el texto por excelencia en las escuelas era, precisamente, la Biblia. La educación fue central al presbiterianismo escocés. Su propuesta educativa fue el ser humano, la libertad y la responsabilidad.
Ya la Confesión de Westminster, pilar de la Iglesia escocesa desde 1647, establece la libertad de opinión “en todo lo que no afecte a lo esencial de la fe” (artículos 2 y 5). Así, la iglesia intervencionista de 1560 se convierte en la iglesia moderada de 1650. Debe recordarse que a diferencia de la iglesia de Inglaterra que pertenece al Estado, la Iglesia de Escocia es libre, su independencia es de origen espiritual y se recoge en la ley.  A diferencia de Inglaterra el rey, tras la unión de 1707, no es dirigente de la fe sino sólo protector de ella, y cuando el rey está en la Iglesia en Escocia es un miembro más de ella.
La tendencia hacia la moderación en asuntos de fe surgió alrededor de 1563, pero el presbiterio (de presbíteros o ancianos) no surgió sino hasta 1580, con todo, entre la educación y la Confesión de Westminster la Iglesia se moderó. Esto muy a pesar de que ya desde el Primer Libro de Disciplina (1560), se quería organizar tanto la iglesia como la vida nacional con base en la Escritura. 

Otra explicación de este cambio hacia la moderación  se halla en el papel de las Universidades de San Andrés, fundada en 1413, y Glasgow, en 1451, las cuales habían acogido las reformas renacentistas para el siglo XVI, que redescubrieron la Biblia como literatura, y de cuyas aulas vendrán los teólogos de siglos XVI y  XVII y los Ilustrados (teólogos y algunos hijos de teólogos,) del siglo XVIII. La teología intervencionista fue su propia moderadora, haciendo de sus ministros diplomáticos y académicos.

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