La fruta amarga de la guerra se prueba todos los días. Por cerca de 40 años aprendimos que era posible quitar a otros lo propio y dijimos esta bien que algunos paguen, parece ser la única condición para que el resto viva en paz, y miramos para otro lado. Durante esos años, algunos guatemaltecos se dedicaron a saquear y destruir infraestructura, para llevar al país a una situación “pre-revolucionaria”, y el resto dijimos esta bien, parece que el abuso al derecho ajeno es la única forma en que el resto viva en paz, y miramos para otro lado. En esos años, aprendimos a no hacer preguntas cuando se hablaba de muertos y torturados y los demás dijimos esta bien que algunos mueran, no podemos hacer nada para evitarlo.
Esa guerra infeliz terminó pero las actitudes que creo castraron el espíritu de los ciudadanos. En la gran escuela del mal, aprendimos que cuando alguien quita lo propia a los demás todos ven para otro lado y el sistema de justicia ya no se impresiona por nada. En esta sociedad descompuesta, aprendimos que abusar del derecho ajeno es incluso tolerado si crees tener una causa política para hacerlo. Si tú eres la víctima, no tendrás consuelo pues el resto mirará para otro lado y el sistema de justicia tratará las cosas “políticamente”, como torpemente ha declarado el presidente de la Corte de Constitucionalidad.
Lo mas grave, es que diariamente mueren unas 15 personas en diferentes hechos de violencia. La “gran sociedad” ha decidido tomar esto con mucho humor, prohibiendo una serie de cosas que ya están prohibidas en el Código Penal. Solo puede deberse al “buen sentido del humor chapín”, y a la falta de seriedad de los guatemaltecos, que promuevan una ley contra el femicidio en vez de una reforma al Organismo Judicial. Las ONGs que se encargan de asuntos de género están convencidas que es asunto de mas leyes y defienden esta postura con una seriedad que mueve al llanto.
Los diputados toman los rábanos por las hojas y crean leyes impertinentes. Como los crímenes se comenten en moto, prohíben que dos personas anden en moto, en vez de promover una reforma al Organismo Judicial. Si descubren que X porcentaje de los crímenes se cometen con cuchillos de cocina, mañana, sin parpadear, prohibirán los cuchillos de cocina, creyendo que el problema esta en los objetos y no en el ser humano.
Los guatemaltecos en corrillos dicen “si todos nos pusiéramos de acuerdo” podríamos arreglar este país. ¿Pero es que alguien en su sano juicio cree que es posible poner a todos de acuerdo? Sobre todo, ponerse de acuerdo ¿en qué? ¿En poner la carreta delante del caballo, como en los casos mencionados? En vez de promover la reforma al Organismo Judicial, seguimos haciendo diálogos, acuerdos, buscando consensos, sin ver la violación clara a la ley, cuando el Presidente y su esposa han confesado, por todos los medios, que conspiraron para jugarle la vuelta a una prohibición republicana.
La indiferencia a la violencia fue aprendida; hoy esta disfrazada con las mentiras sociales que escogemos creer. La indiferencia a la ley fue aprendida; hoy esta adornada con la falsa juridicidad con que vestimos la muerte. La indiferencia al prójimo fue aprendida; hoy esta ataviada de mentiras y del robo de la esperanza con la “medicina falsa” que le compramos al sector internacional. El cáncer del paciente se cura con medicina “regalada”, no importa si son solo aspirinas, lo que importa es que “médicos con bata blanca del extranjero” las recetan y además “parecen” gratis. Así, a lo único que hemos acertado es a continuar la guerra en tiempos de paz, desgarrando el alma de una nación.