martes, 30 de marzo de 2010

Dos tradiciones de libertad


Fundamentalmente, hay dos tradiciones de la libertad. La que vino primero, históricamente, es la libertad concebida como ausencia de coacción arbitraria de un tercero. Es la que se incubó en la roma republicana, siglos antes de Justiniano, y de la misma raíz se concreto en Britania. Es la libertad que insistía en fijar límites al poder arbitrario del monarca en el derecho consuetudinario en el Medievo, recogida por el Common Law inglés.
Esta tradición fructificó en el siglo XVIII en Escocia, la tierra de Juan Knox, el discípulo de Calvino y fundador de la Iglesia presbiteriana. Es la tierra en donde surgió David Hume, quién, pese a su agnosticismo, solía escuchar a George Whitefield, el predicador del primer avivamiento. Intelectuales del alumbramiento escocés, cuyas doctrinas económicas y sociales no tienen rival en claridad, salvo en la Escuela Austriaca (1870).  Se trata de Adam Smith, Adam Ferguson, Francis Hutcheson, ministros presbiterianos unos, hijos de ministros presbiterianos otros. 
Su idea central era la libertad, obviamente, no anticlerical como lo fue la de Francia, copiada en Latinoamérica.  Sino la libertad atada a la responsabilidad, como se entiende en términos teológicos. Aquella en la que “el hombre escoge”, pero toda elección tiene un costo el cual se paga hoy o se pagará después.   Dios quiere que el hombre le honre, pero quiere que al hacerlo lo haga desde la raíz misma de su libertad. Por eso, la libertad de pecar deGénesis 3, y con ello la historia humana con sus luces y sombras, con rendición de cuentas y responsabilidad.
Estas ideas escocesas florecieron en la Britania, ex colonia romana, tierra de la “Carta Magna” de 1215, con la que los hombres ponen límite al poder discrecional del monarca. Es la tierra de la “Revolución gloriosa” de 1688, con la que el parlamento tomó poderes plenos y se terminó, de manera menos violenta que en Francia, con el gobierno de la monarquía. Luego se formalizó la unión entre Escocia e Inglaterra, en 1707. Entre 1760-1830, Inglaterra vio la revolución industrial que creo empleo en grandes cantidades y cerró la brecha relativa entre ricos y pobres. Dispuso bienes y servicios en masa para las masas. Repartió el ingreso y facilitó el nacimiento de la clase media.
La otra tradición de la libertad floreció en Francia, con el imperio de la razón y de la cual los iberoamericanos somos mas fervientes seguidores. A la vez que se impulsaba la revolución silenciosa, en Inglaterra, marcada por el derecho y el respeto al ser humano, los estridentes franceses impulsan su revolución de la razón. Sentaron a una prostituta en la Iglesia de Notredame y dijeron al pueblo esta es tu diosa, la razón.
La razón se convierte en una nueva capacidad, de "perfeccionar" la sociedad por medios jurídicos, políticos y económicos. Coincide con esto, la formación de las disciplinas modernas. Se estimaba que los poderes organizadores de la razón pueden darnos no sólo mejores disciplinas científicas sino mejores sociedades. ¿y del ejemplo tan claro de Inglaterra que quedó? Su ejemplo nos ilustra que las grandes instituciones como la propiedad, la moneda, el derecho, el idioma y la fe no son producto de la razón o diseño de ningún hombre. Por tanto, no se puede interferir en ellos sin pagar un alto precio.
A partir del ideario francés, copiado en iberoamerica, surgió un derecho que se concreta en la ley como dato positivo, a la Kelsen, “teoría pura”, sin tradición ni moral; una economía que se concreta en los modelos matemáticos de Marshall, Walras y Samuelson, que se solazan en la ficción de que los números representan elecciones reales del ser humano. Surge el marxismo, cuyo ideal es la igualdad impuesta, que al final produce tiranía. El racionalismo constructivista no es auténticamente libertad y es el principal opositor al Estado de Derecho, entendido como la proteccion de los derechos fundamentales, anteriores y superiores al Estado. Es así como la razón ambiciosa socava la libertad, la fe y la ley.  La libertad teológica y la francesa están en pleito y muchos hombres y mujeres del Derecho no lo sabemos.

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