Las relaciones exteriores de Guatemala tienen problemas muy candentes entre manos. Siempre sigue el reclamo del Estado de Guatemala a nivel jurídico sobre el territorio de Belice. Ese es un tema también sensible en la formación del General Otto Pérez Molina. No se olvide que los kaibiles, la fuerza élite formada en el territorio del Petén, canta el himno y saluda a la bandera con su rostro hacia el oriente en señal de que el territorio guatemalteco ha sido cercenado por una potencia extranjera. Hoy las reclamaciones siguen abiertas y se reducen al tribunal de la Haya, de manejarse con la prudencia que se requiere y lograr el éxito que es posible, sería suficiente para asegurar su elección como presidente.
Otro caso importante es el del estatus de los migrantes en Estados Unidos. Los salvadoreños indocumentados lograron negociar un mejor estatus para sus ciudadanos, con permisos laborales en aquel país. Los guatemaltecos indocumentados están permanentemente bajo el riesgo de la deportación. Además los guatemaltecos desean votar en sus respectivos consulados en la unión americana, cosa que la ineptitud de los gobernantes actuales no ha hecho posible.
Otro tema es la unión centroamericana, la formación de un bloque más coherente que libera mercados, capitales y personas. Que además debe “despertar” la unión aduanera, la cooperación en justicia para la persecución criminal y la homologación de ciertas leyes que permitan una cooperación mas cercana de países que tienen un mismo origen, una misma historia y muchos problemas que son comunes. Estas son cosas que se han visto con bajo compromiso en el pasado porque al no ser prioridades del presidente terminan no siéndolo de los ministros de relaciones exteriores.
Otro problema sensible ha sido la relación con Israel, un tema no desconocido para el Dr. Caballeros, pero si muy mal manejado por el actual gobierno. La postura del actual gobierno se constituyó en una traición a la tradición en política exterior guatemalteca sobre este tema. No se constituyó en una confirmación de dicha tradición sino en una muestra de desconfianza a la pequeña nación. Preocupaciones que poco importan a los iletrados intereses vampíricos que nos gobiernan.
Es claro que el Dr. Caballeros está en ésta posición por méritos comprobados y por calificación profesional. No cualquier guatemalteco llega a ser candidato a presidente y a posicionarse entre los más convincentes a ojos de los electores más exigentes de la población de Guatemala. Eso incluye la postura del propio presidente electo que le escuchó en los foros y debates que compartieron en la reciente campaña.
Esperamos que el Dr. Caballeros tenga éxito en todas estas gestiones, no solo por el mismo sino por lo importante que la solución de estos problemas resulta para los guatemaltecos. De ser así, seguramente tendremos un mejor candidato presidencial para el próximo período. Sin haber empezado éste nuevo gobierno, debemos estar pensando quién debe y quién no debe ser el próximo presidente de Guatemala. Eso es lo que nos convertirá en cada vez mas comprometidos y exigentes ciudadanos y esa tarea no solo nos compete a todos sino que de ella depende un mejor futuro para éste país.